El cierre de la frontera sur del país, una medida que algunos sectores han propuesto para frenar la propagación del gusano barrenador del ganado, es prácticamente imposible debido al control que ejerce el crimen organizado en la región. Así lo afirmó Efraín Ornelas Martínez, presidente de la Unión Ganadera Regional de la Costa de Chiapas y del Comité de Fomento y Protección Pecuaria del estado.
En entrevista, Efraín Ornelas Martínez explicó que la situación sanitaria que se vive en Chiapas por el brote del parásito Cochliomyia hominivorax se ha politizado y ha generado un fuerte impacto económico en los productores locales, principalmente por las restricciones a la movilización del ganado.
“Para nosotros, los productores, lo más complicado no ha sido la enfermedad en sí, sino las trabas para mover los animales. Cumplir con los certificados sanitarios y las pruebas es costoso y lento. Además, las autoridades no se dan abasto”, señaló.
A través del Organismo Internacional Regional de Sanidad Agropecuaria (OIRSA) se están manejando los certificados zoosanitario para la movilización de ganado, sin embargo los trámites son lentos debido a que no se cuenta con el personal suficiente, pues a pesar de que se está contratando personal no ha sido eficiente.
El dirigente explicó que el problema del gusano barrenador no es nuevo y que muchos ganaderos desconocen cómo manejar la plaga, pues se había erradicado hace más de 30 años. No obstante, el brote actual, agregó, tiene su origen en la introducción ilegal de animales desde Guatemala, una práctica que lleva décadas y que las autoridades no han logrado frenar.Respecto a las voces que desde el norte del país han pedido cerrar la frontera sur para evitar la expansión del gusano barrenador, Ornelas fue contundente: “Es un tema muy complejo y de décadas atrás. No se puede cerrar porque, sinceramente, el crimen organizado domina la zona. Hay inseguridad y eso no se ha podido detener. Esa es la raíz del problema”.
El líder ganadero explicó que, ante la imposibilidad de un control total, las autoridades federales han optado por reforzar los mecanismos sanitarios para mitigar la propagación del parásito, aunque reconoció que estas medidas han generado inconformidad entre los acopiadores y engordadores de ganado.
“Se están cobrando servicios de inspección y verificación sanitaria de hasta 60 pesos por cabeza. Puede parecer poco, pero para quienes mueven grandes volúmenes representa un gasto importante. Aun así, tratamos de cumplir con todos los requisitos”, comentó.
La molestía de los productores ha llegado al cierre de carreteras, dijo que hace 10 días se realizó un cierre en Veracruz.
A pesar de las dificultades, Efraín Ornelas Martínez reconoció que el precio del ganado se ha mantenido estable debido a la escasez nacional de animales y de la carne, con valores que oscilan entre 71 y 80 pesos por kilo, dependiendo del tamaño del becerro. “Eso ha ayudado a compensar un poco las pérdidas por las restricciones”, apuntó. Hay que mencionar que en Chihuahua el costo es de 130 pesos el kilo.
Destacó que el gobierno estatal ha mostrado avances en la atención sanitaria, aunque persisten zonas con altos niveles de inseguridad que dificultan el trabajo de los técnicos y veterinarios. “Chiapas ha mejorado mucho con el nuevo gobierno, pero todavía hay focos rojos. Es una realidad que no se puede ignorar”.