Beirut.- Trabajadores de rescate libaneses continuaban ayer la búsqueda desesperada de sobrevivientes entre los escombros de edificios tras las dos poderosas explosiones que an-tier provocaron una devastadora ola expansiva en todo Beirut, con saldo de al menos 135 muertos, más de 5 mil heridos, y unas 300 mil personas sin hogar.
El gobierno libanés decretó estado de urgencia durante dos semanas en Beirut y pidió al ejército que ponga en arresto domiciliario a los responsables de almacenar el nitrato de amonio en el puerto. La comunidad internacional envió ayuda a Líbano.
Las autoridades señalaron que la cifra de muertos podría seguir aumentando luego del estallido ocurrido el martes en los almacenes portuarios que guardaban material altamente explosivo.
El principal granero del Líbano en el puerto de Beirut quedó destruido, lo que dejó al país con reservas de cereales para menos de un mes, aunque con suficiente harina de trigo para evitar una crisis alimentaria, indicó el ministro de Economía, Raoul Nehme.
El gobernador de Beirut, Marwan Aboud, confirmó que unas 300 mil personas se quedaron sin hogar y que los daños afectaron a más de la mitad de la capital de unos 2 millones de habitantes.
Según las autoridades, lo que estalló fueron 2 mil 750 toneladas de nitrato de amonio almacenadas en el puerto desde 2014. La explosión, además, contaminó el aire con óxidos de nitrógeno, humos y hollín, sustancias tóxicas que son peligrosas sobre todo para los niños y personas de edad avanzada, explicó ayer la división de Greenpeace para Oriente Medio y Norte de África.
Agregó que como Líbano no cuenta con un sistema de monitoreo de contaminación, es difícil evaluar qué tan peligrosa es la calidad del aire, por lo que esto tendrá que estudiarse con imágenes de satélite.
Los hospitales de la capital estaban ayer saturados con pacientes de coronavirus, por lo que los heridos debieron recorrer centros sanitarios para ser atendidos.
El primer ministro, Hassan Diab, cuyo gobierno es criticado por parte de la población y está debilitado tras la dimisión el lunes del ministro de Relaciones Exteriores y una larga crisis económica, decretó un día de duelo nacional.
Es inadmisible que un cargamento de nitrato de amonio de 2 mil 750 toneladas esté desde hace seis años en un almacén, sin medidas de precaución. Esto es inaceptable y no podemos permanecer en silencio, denunció Diab.
Una fuente de los servicios de seguridad indicó a la agencia de noticias Afp que el nitrato de amonio fue incautado en un barco averiado hace seis años y colocado en el almacén número 12 del puerto, sin ningún seguimiento.
El diario británico The Independent publicó que el cargamento fue confiscado en 2014 a un barco con bandera de Moldavia y tripulación rusa que iba rumbo a Mozambique. La nave se averió, la tripulación no tuvo forma de repararla y simplemente la abandonó en Beirut.
Francia envió ayer varias toneladas de material sanitario y su presidente, Emmanuel Macron, anunció que viajará a Líbano.
Estados Unidos también ofreció ayuda, al igual que Alemania y otros países.
El secretario estadunidense de Defensa, Mark Esper, manifestó que la mayoría de la gente cree que la explosión fue un accidente, contradiciendo al presidente Donald Trump, quien antier comentó que varios generales le mencionaron un ataque con bomba.
Irán también ofreció ayuda médica. El movimiento chiíta Hezbolá, por su parte, no ha hecho ninguna declaración sobre la tragedia.
Israel ofreció ayuda humanitaria y médica a su vecino libanés, con el cual, técnicamente, todavía está en guerra desde 2006. Tel Aviv iluminó por la noche su ayuntamiento con los colores de la bandera libanesa en solidaridad.
Egipto, Kuwait y los países del Golfo también enviaron ayuda a Líbano. La Media Luna Roja turca despachó un equipo de ayuda humanitaria e instrumental médico de emergencia.
El rey Abdalá II de Jordania ordenó la preparación de un hospital militar de campaña para enviar al Líbano.
Argelia anunció el aporte de cuatro aviones y un barco con equipos médicos, bomberos, víveres y material de construcción.
El papa Francisco pidió rezar por las víctimas, sus familias y el Líbano y pidió la ayuda de la comunidad internacional.
República Checa, Grecia y Chipre, donde se escucharon las explosiones, enviaron a decenas de socorristas a Beirut.
La reina Isabel II dijo sentirse profundamente triste por las devastadoras explosiones, y Amnistía Internacional exigió una investigación internacional e independiente.
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